A veces me dan ganas de irme yo un fin de semana sola por allá a pasear. A caminar, a… ¿sí me entiende? ¡Yo a veces pienso mi vida como una porquería! [llanto profundo]… yo me quiero ir pero no sé a dónde. Yo ya no aguanto más, no aguanto nada. O sea, no me hallo.
O sea, yo estaba feliz, contenta, porque yo dije: bueno, yo trabajo los sábados y me coloco a estudiar. O sea, yo tenía proyectos, ¿sí me entiende?... yo quiero traerme a mis hijos para acá. Hacer una vida con ellos acá, mi hermana que haga la vida con su marido. ¿Sí me entiende?, ¡Yo quiero tener mi vida, mi propia vida!, ¿sí me entiende? O sea, qué yo diga, por ejemplo, Alexis ya sale del colegio, va a ser bachiller… ¡como tener algo!… es como eso. Si han podido mujeres, porque han podido… ¡¿Por qué yo no voy a poder?! ¿Sí me entiende?, ¿o no?, ¿o usted qué opina? (Rosaura, entrevista, febrero 2015).