A lo largo de la vida, ¿quién no ha tenido y tiene desafíos que afrontar? Entiendo que es una temática recurrente en todo ser humano. El modo en que lo afrontemos aducirá el resultado de la vivencia de cada desafío. Están presentes en todas nuestras dimensiones. Hay desafíos culturales, nocionales, sociales, económicos, intrapersonales, interpersonales, religiosos, éticos y espirituales.
En relación al libro que les presento hago una puntuación en los desafíos éticos, intrapersonales, en los religiosos y en los espirituales. Estos cuatro, a mi entender se despliegan en nuestro mundo psíquico, biológico y espiritual. Como nos enseña San Gregorio Magno: “Cada hombre es un microcosmos”.
El tiempo transcurre y nos damos cuenta que según el crecimiento que hayamos logrado en nuestra comunión con Dios seguramente habrá sabiduría para poder encausarlos en Dios. No obstante, no todos logran un desarrollo de vida interior. Algunos quieren y no tienen quiénes los acompañen, otros sí y tal vez no saben aprovechar lo que tienen a su lado –se distraen–; otros son “intimistas” (no permiten ser instruidos lógicamente por los que saben). La gama es muy amplia… Y otros como ustedes lectores aprovechan verdaderamente de todo lo que tienen en sus manos. Me he encontrado con personas de un sentido común muy desarrollado y he comprobado que este desarrollo les permite ser prudentes, sensatos en el modo de abordar sus desafíos.
En la vida de fe podemos lograrlo. Tenemos todo a disposición: los Sacramentos –de modo singular la Eucaristía— la formación interdisciplinaria, experiencias de oración personales y comunitarias, experiencias que adherimos al poder que engendra la Palabra de Dios en nosotros hasta que aprendemos algún día que nunca conviene instalarse en un desafío sino atravesarlo de la mano de Dios Trinidad, de la Virgen y de la Iglesia.
En este libro los planteos que forman parte de mi enseñanza son muy precisos. Dependerá de cada uno asumirlos, profundizarlos, hacerlos vida.
Entiendo que lo significativo de este libro "Los desafíos de la vida" se centra en las prioridades maduras y definidas de todos los que somos buscadores de Dios. Según sean nuestras opciones "maduras y definidas" los desafíos ciertamente nos garantizan la santidad de nuestras vidas.
Al referirme a la santidad quiero señalar el deseo de Dios para el hombre: «vivir en alianza con él». En Gn 9, 11 la Palabra nos revela: "Yo establezco mi alianza con ustedes". Paralelamente, a través del profeta Ezequiel 36, 28 encontramos: «Ustedes serán mi pueblo y yo seré vuestro Dios». Como bien sabemos nos enseña nuestro Señor Jesucristo: "¿Quieres ser mi discípulo? Toma la cruz de cada día y sígueme". No hay duda en la experiencia cotidiana que la Cruz es el desafío de cada uno. Cuando los desafíos aparecen también recordemos que "la Cruz es fuerza de Dios", 1 Co 1, 18. Señalo, como lo podrán apreciar las distintas reacciones que nosotros, los hombres, tenemos frente a los desafíos de la vida.
Mis libros se orientan a la relación Fe-vida dado que el cristianismo no es una filosofía, lo cual queda en aquello que pensamos, sino que es esencialmente un modo de vivir.
La atención a tantas personas, las predicaciones de retiros y ejercicios espirituales desde hace treinta y tres años consecutivos me han aportado mucho. Intentar aconsejar, consultar a quienes más saben, hacer silencio y orar en el tiempo antes de una devolución frente a desafíos álgidos siempre me ha favorecido para poder favorecer.