Rito, música y poder en la Catedral Metropolitana

El carácter que se le otorgaba al lenguaje sonoro implicaba que éste tenía un poder y una función dentro del quehacer humano: su permanencia en el mundo permitía instituir las leyes divinas de forma estable y competente porque estaba presente en todas las cosas, ya que todo vibraba y se podía contar y medir. Así se unían la música y los números

La obra de Platón, ligada a Pitágoras y presente en las obras teóricas medievales de Boecio y San Agustín,2 Padre de la Iglesia, fue la fuente de inspiración para la concepción que la Iglesia romana tuvo de lo sonoro. Su propuesta consideraba que la música era un elemento civilizador que armonizaba las facultades del hombre, pero también una fuerza oscura que podía precipitarlo al mal

No obstante, la vida musical misma, aun la de los siglos XIX y XX, ha demostrado que si bien la técnica de composición musical puede ser una —lo que todavía está por comprobarse—, el significado de la música y el uso que los grupos humanos hacen de ella es muy diverso y está sumergido en unas condiciones históricas determinadas

Es importante conocer el origen de esta concepción

Para la modernidad, la música es una disciplina liberal y noble que tiene como meta el placer

Desde el Siglo de las Luces se empezó a afirmar que la música era una, ociosa, y cuya creación tenía como fin mostrar la capacidad del compositor o la habilidad de los intérpretes. Se componía de una sola manera, combinando intervalos para configurar una abstracción sonora: se buscaba el arte por el arte

Libros de coro, libreros y sacristanes. Las actas se refieren continuamente a la necesidad de cuidar o remozar los libros de coro. También hablan de organizarlos por temas y actualizarlos, pues en el periodo estudiado es muy clara la visión que hay de la música antigua y la música nueva. Esta concepción se aplica a la polifonía y tiene que ver con el repertorio que los capitulares consideran más adecuado para la época. No olvidemos que la música catedralicia (la polifónica y las cancioncillas religiosas) competía en atractivo con el repertorio de la ópera y las comedias

la aportación que el presente volumen busca hacer es explicar el conjunto de elementos que hicieron posible el ritual sonoro catedralicio en la Catedral Metropolitana de la Nueva España, así como el papel de autoridad que ésta desempeñó en la ciudad de México entre 1790 y 1810.

Lo que Marín ha buscado es unir los elementos hispanos de la musicalidad catedralicia. (Lo que nosotros intentaremos es destacar la manera como esta unidad permitía particularidades: en los eventos sonoros catedralicios no sólo hablaba lo hispano, sino lo novohispano

Las fuentes obligadas para quien desea estudiar la catedral de la ciudad de México son el trabajo de Manuel Toussaint sobre la catedral y el sagrario, y los volúmenes de José María Marroqui sobre la ciudad de México (obra en la que se apoya el propio Toussaint).