La historia no ha sido amable con Pío XII. Solo baste decir que ha sido llamado a menudo, y por muchos, “el Papa de Hitler”, de manera natural, como si no hubiera duda sobre la complicidad. Se lo acusó de haber mantenido silencio durante del Holocausto, de no haber defendido con mayor vehemencia a los sacerdotes que era perseguidos y asesinados en Alemania y luego, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, de haber ayudado a escapar a un gran número de nazis hacia América latina. Gordon Thomas conoce esta versión de la historia, y lejos de suscribirla, la rebate paso a paso. Gracias a una investigación que incluye material hasta hoy desconocido, saca a la luz una red subterránea de sacerdotes, monjas y ciudadanos católicos que arriesgaron sus vidas para proteger y rescatar a miles de judíos.