Irene camina. Vive y camina en un viaje simbólico hacia ese lugar que en nuestro inconsciente, todos, alguna vez, anhelamos: nuestro hogar. Ese lugar donde nosotros solo somos nosotros mismos.
Un viaje de aprendizaje y descubrimiento en el que Irene, una mujer cotidiana, con sueños, miedos, amores, frustraciones,… con toda esa vulnerabilidad que nos hace humanos, reflexiona sobre la vida y sobre esa brújula invisible que es el legado familiar, que sin saberlo nos dirige y a menudo decide el Norte por nosotros.
Pero Irene viaja al Sur. Viaja en busca del conocimiento de sí misma, y en esa búsqueda halla mucho más de lo que hubiera imaginado. Se encuentra frente a frente con la Vida, y en esa encrucijada, decide acompañarla siguiendo las señales que le indican el camino, guiada por su propio corazón.
Un canto al AMOR en su genuina concepción de la palabra.
Una oración al SER CREADOR que todos somos.