Allí vive Sara, con sus padres, su caja de lápices del número dos y su locutorio, fábrica de palabras. Allí vive Sara dibujando, soñando e imaginando viajes a lugares extraños. Casi imposibles.
Como sus sueños, los dibujos de Sara son en blanco y negro. Muy sencillos, y a pesar de eso contienen en su trazo todos los sueños del mundo.