Un esperado festival de música, sin padres y sin límites, todo iba perfecto esa tarde de agosto. Sin embargo, Judith, Philip, Anouk y Ziggy darían todo porque los sucesos de esa noche no hubieran ocurrido nunca. Fue la noche en que, accidentalmente, mataron a Yasmin. Sin más testigos que ellos mismos —o al menos eso es lo que piensan— lo único que los podrá salvar es su voto de silencio, pero al mismo tiempo los envolverá en un dilema moral. Los sentimientos de culpa y miedo representan una enorme carga para ellos y la desconfianza empieza a surgir entre el grupo, los fuertes se vuelven débiles y el cariño se convierte en odio. Esto destruiría la amistad de cualquiera, pero deben permanecer unidos porque hay alguien que sabe la verdad y quiere justicia.