Un magistrado engañado por una mujer termina por transferir su ira a un indefenso animal; un ama de casa frustrada se desplaza kilómetros solamente para descubrir, bajo el sol y las palmeras, el vacío de su propia existencia; un poeta anónimo, una infestación de piojos en la cabeza de una niña, el veneno de las redes sociales, los fantasmas de la escritura y de la vida, de lo que quisimos ser y no pudimos. He allí algunos de los elementos que recorren estos siete relatos en los que la existencia, aunque en compañía, se camina siempre a solas, a la velocidad de un suspiro, con sus pequeñas miserias y alegrías a cuestas, sin que nada quede de ella, al final, sino el polvo de la muerte y el vago eco de lo que fuimos.