La novela histórica “Firma con mi nombre” nos presenta el latifundio chileno en la historia de la familia Pérez-Azaña: la vida privada de los dueños del fundo, los antepasados que forjaron el dominio de las tierras y con la vida, siempre interesante de sus descendientes mujeres que, en el claustro de una vida infectada por la atmósfera religiosa y pía, van encontrando los resquicios para el amor prohibido, para los secretos de alcoba, para sus pasiones sofocadas por el machismo y el dominio patriarcal. Los campesinos del pueblo de Cantarrana despiertan durante la década del '60 bajo la consigna de “La tierra para el que la trabaja”. Pero, en 1973, comienza la revancha de los latifundistas.