Jaque mate al amor

Porque cuando estoy contigo, Mallory, todo es distinto. Cuando estoy contigo, tengo más ganas de jugar que de ganar.

Ya te lo dije una vez, pero por si se te ha olvidado… Creo que puedes ganar el campeonato. Creo que puedes hacer cualquier cosa que te propongas

La culpa y las obligaciones son lastres muy pesados, Mallory

—Para mí no ha sido de sopetón.

—Ah, ¿no?

—Yo asimilé todo esto hace ya meses, Mallory. Puede que la primera vez que jugamos.

Así es, sí —responde el director con una expresión afligida nivel Que alguien me traiga un chute de fentanilo

Lo único que digo es que es injustamente brillante. Lo de ser un genio ya no se lleva… ¿Sabéis qué se estila ahora? Partirse el lomo. Pasarlas putas. La gente como tú y como Sawyer, con un cerebro superdotado y un talento infinito, sí que es morralla de la buena.

—Vaya, vaya. —Lo tengo acorralado y casi parece satisfecho—. Ya entiendo por qué no deja de hablar de ti —murmura. O a lo mejor no, porque no distingo del todo lo que dice. Me dedica otra sonrisa, agradable y cálida.

Pues vaya, parece que el top diez está llenito de gilipollas.

—En realidad, solo Koch y Cormenzana son gilipollas. Y Sawyer, aunque él no es tan malo. No es que vaya a regalarle una pulsera de la amistad ni nada de eso,

Mallory, al menos finge tener algo de respeto por el deporte que te da de comer.

—¿Una partida de siete horas?

Jamás he hecho nada durante siete horas seguidas. Ni siquiera dormir.