Los fundamentos de la poesía occidental, en concreto, son los asuntos humanos y, por eso, a diferencia de la poesía oriental, no hay ni una sola obra que consiga zafarse de estas cadenas. Cualquiera de ellas es un mercado de compasión, momentos frugales, amor, justicia y libertad. Se trata de una poesía comercial plagada de naturaleza humana, sin nada de trascendental en ella. No me extraña que Shelley se sintiera tan afligido al escuchar el canto de la alondra.