Plantear el problema de la libertad intrínseca e integral del individuo sin tener en cuenta la división en clases de la sociedad actual es, desde ya, hacer el juego a los mistificadores; pero contribuir a la iniciativa que, bajo la máscara de la nobleza de sentimientos, trata de justificar su voluntad de regresión, no demuestra menos inconciencia. Mediante su método de análisis, hace ya mucho tiempo que los marxistas han desenmascarado estas deshonestidades del espíritu, en las que la buena o mala fe empleada en ellas no entra en consideración cuando se trata de estudiar su funcionamiento sobre el plano de los intereses de clase.En una esfera reducida, hoy, cuando el desgarramiento del poeta se manifiesta conjuntamente con la sacudida que divide las conciencias entre un mundo presente y un mundo por venir, la poesía debe querer superarla objetivando, aun a través de la precariedad de las condiciones que le reserva la sociedad capitalista, la realidad única de la vida. Ella prefigura ya la naturaleza del hombre, de ese hombre al que algunos de nosotros hemos dado por tarea conducir al pleno desarrollo de sus facultades profundas. Tristan Tzara