El daño que puede causar una risotada no es identificable de antemano. Su potencial pernicioso se debe a que es lenguaje y, como el lenguaje, puede insultar, alejar, excluir, discriminar, y todo lo contrario. Pero quien se gana una bofetada por un chiste mal encajado no es el causante de la bofetada: por muy violenta que sea una broma, hay siempre desproporción entre el cachete o el machete y la burla. La gracia y el cuchillo son correlativos; no son causa y efecto.