Un mundo peor

El agua resbalaba por mi chaqueta y empapaba hasta mis errores.

Nunca sabes dónde vas a encontrar las respuestas.

Para las latas de cerve

Notario se posó sobre mi hombro según volvimos a mi apartamento. Con la neblina del alcohol disipada por el tiempo, comprobé que mi madriguera era el himno al desastre. Era complicado que tan siquiera un periquito pudiera sobrevivir en unas condiciones tan insalubres.

—Te ayudaré a recoger todo esto —dijo Inés.

die le habría dejado apuntarse siquiera al bingo. Era pequeño y con gafas, aunque tenía un par bien puestos, eso no se podía discutir. Le palmeé

Víctor Hugo pensaba que Diego Rojas ocultaba algo. Creía que se trataba de algún negocio sucio que podía descubrirs

Hay hijos que se parecen a su padre. Y no me refiero a a

Observé mis nudillos pelados. Hacía tiempo que no me pasaba. El motorista tenía la piel de hormigón armado y yo la complexión física de un borracho.

—Ni idea. Pensábamos que con los muros ya teníamos intimidad y seguridad

de forma impecable, como si acabase de venir de un congreso. Tenía las manos muy arrugadas y las muñecas hinchadas.