El amor a nosotros mismos es el regalo más importante que podemos ofrecernos, porque cuando nos amamos, no nos hacemos daño y tampoco se lo hacemos a ninguna otra persona. Si hubiera paz interior, no habría guerras, ni delincuentes, ni terroristas ni personas sin hogar. No habría enfermedades, ni mal-estares, ni sida, ni cáncer, ni pobreza ni hambre. Por lo tanto, ésta es para mí la receta para la paz mundial: que haya paz en nuestro interior.