apetito por la vida es maravilloso: apetito por los aromas, por las visiones, por los sabores y el color y la experiencia humana. Sólo hay que aprender a controlarlo. La calidad siempre es más importante que la cantidad. Asimila la esencia de la vida como olerías la fragancia de una flor, delicada y profundamente, con sensibilidad y aprecio