novelista, por ejemplo, no necesita preocuparse de las consecuencias morales, pues allí están —vale decir, están en alguna parte de su libro—, y tanto ellas como los críticos pueden arreglarse solos. Cuando llegue el momento oportuno, todo lo que dicho caballero se proponía y todo lo que no se proponía asomará a la luz, sea en el Dial o en el Down Easter, conjuntamente con aquello que debería haberse propuesto y aquello que claramente intentó proponerse; vale decir que todo se arreglará muy bien al final.