La experiencia es algo que, según Larrosa (2006), se padece, pero este padecimiento no ha de entenderse de forma negativa, sino como la imposibilidad de hacer la experiencia o de definir con claridad sus resultados, ya que se trata de una vivencia singular e irrepetible, aun cuando se fundamente en un fenómeno repetitivo. Es decir, la experiencia frente a un estímulo determinado se construye de forma diferente cada vez y para cada uno debido al conocimiento otorgado por las experiencias previas. Afirma Larrosa (2006) que se trata de un fenómeno alienante porque cambia la memoria, condición que tampoco debe ser percibida de manera negativa, ya que es precisamente la situación emocional de enfrentarse sin preparación a algo desconocido, es precisamente ese padecimiento alienante, aquello que permite reconfigurar recuerdos y conexiones simbólicas en relación con las cosas del mundo (véase figura 3)