Todos los homosexuales públicamente reconocidos pierden el apoyo de muchos familiares y amigos. Sus esposas, si las tienen, a menudo entran en un periodo de depresión. La idea de haber sido engañadas, de haber servido como encubridoras, de haber sido solo un vientre de garantía, una máscara de moralidad, un escaparate de virilidad, les resulta intolerable