Las mil y una noches

«¡Por Dios! No la mataré hasta haber oído el resto de la historia, pues es prodigiosa».

Antes de haberte visto sepultado hubiera asegurado que los astros no pueden descender debajo de la tierra.

vosotras fuisteis la causa de la falta cometida por nuestro padre, Adán, y que motivó su expulsión del paraíso. Me había olvidado de que vosotras sois el origen de todo mal

su refugio fue el infierno ¡y qué pésima morada es!

Sé como quieras ser, pues Dios es generoso; no hay ningún mal en que cometas pecados

Excepción hecha de dos: el asociar a Dios otros dioses y el causar daño al prójimo».

¡Maldiga Dios al amor! ¡Qué amargo es!

¡No hay fuerza ni poder sino en Dios, el Altísimo, el Grande! ¡Nosotros somos de Dios y a Él volvemos! ¡Señor mío! Sé bondadoso conmigo en la ejecución de tus deseos y haz que tenga resignación en las desgracias, Señor de los mundos.

El día en que permanecías lejos de mi vista, no existía hasta que estabas de regreso

Si se me dijera, mientras la llama del fuego arde, y el fuego prende en el corazón y en las vísceras:

«¿Qué es lo que prefieres? ¿Ver a la persona amada, o un sorbo de agua cristalina?». Contestaría: «Verla».

A la mujer sólo le quedan el matrimonio o la tumba