Blanca Fontela se ha criado en un ambiente culto y refinado, desaparecido tras la muerte de su madre y la grave enfermedad de su padre. Cuando su nueva amiga Mercedes Montenegro le propone escribir para el periódico El eco de la provincia, ve una forma de dar salida a sus inquietudes intelectuales, y también un escape para la situación insostenible de su casa. En la redacción conocerá al director, Carlos Figueroa, un hombre maduro y atractivo, viudo, que la mira como ningún hombre lo ha hecho antes. Ninguno de los dos hará ningún esfuerzo para que su relación vaya más allá de miradas y sonrisas, y menos cuando Carlos le ofrezca a Blanca trabajar directamente para él, lo que supondrá tener que guardar las distancias. Pero la atracción existe, y cuando todo en la vida de Blanca se complique, deberá tomar una decisión sobre su destino.