Fue la tercera pieza que Florencio Sánchez estrenó en Buenos Aires (1904), llevada a escena por la compañía de Gerónimo Podestá que actuaba en el Teatro Comedia. «El ambiente en que la obra se desarrolla, los personajes que la sustentan, el lenguaje que estos hablan son otras tantas fidelísimas reproducciones de la verdad. Sánchez revélase una vez más el mejor colorista y el más espontáneo narrador y el más agudo observador de la vida del campo que haya surgido en el teatro nacional. Lo que quizás falta a la nueva producción es una acción dramática más enérgicamente acentuada…» (Diario 'Tribuna', 1904).