El lenguaje secreto del rostro

para prevenir posibles conflictos, que, sin embargo, enmascara un egoísmo y una pereza que llegan a ser proverbiales.

Es de naturaleza sociable y generosa. Las relaciones con los demás están dominadas por una especie de condescendencia de la que, no obstante, debe desconfiarse. De hecho, se trata de una simple norma de conducta, adoptada

Siempre según Beaumont, el adulto gordo, aun sintiéndose diferente de los demás, se muestra como un ser satisfecho, con una visión optimista de la vida y del mundo. Lo que para el joven es motivo de tormento y de humillación, en la persona madura se transforma en pretexto para eximirse de cualquier compromiso o responsabilidad, encontrándose de este modo en una especie de limbo donde predominan la complacencia y el goce.

Escribe Beaumont que la persona gorda es proclive a la depresión y a la melancolía, estados que pueden llevarla a la hipocondría y la rebelión. Estos comportamientos pueden explicarse por el sufrimiento derivado del sentimiento de inferioridad en los juegos infantiles y del desprecio al que se encuentra siempre expuesta.

El origen de un desmedido apetito reside, en efecto, en conflictos psicológicos que no han encontrado una solución o, en otros casos, en traumas emotivos.

Quizás a causa de su ambición, y debido a que está profundamente trastornado por un constante conflicto interior, busca incesantemente cualquier cosa que reconforte su latente inseguridad.

Debido a la brillante y aguda inteligencia y a la prolífica imaginación de las que está dotado, el delgado nervioso está especialmente preparado para las disciplinas artísticas.

Es de naturaleza impulsiva y tiene frecuentes excesos de agitación seguidos de períodos de profunda depresión

Sus decisiones son caprichosas e impulsivas, dictadas en cierto sentido por la desesperación.

Su expresión es melancólica, con la mirada triste y de aspecto lánguido. Es de naturaleza pesimista, desconfiada, con propensión a la duda, las obsesiones y el sentimiento de culpa.

Al ser impulsivo, sus relaciones con los demás se caracterizan por una extrema susceptibilidad. Por ello es indispensable tratarlo con tacto y amabilidad, teniendo siempre en cuenta su inquietud y desasosiego interior, consecuencia de una profunda falta de equilibrio.