Paso a paso, el reconocido expositor William MacDonald, nos explica como conseguir vivir el discipulado cristiano, desde sus condiciones hasta su recompensa.
¡Cuántas veces he dejado de abrir mi mano por retener solamente lo que he considerado un deseo inofensivo, por aquel ápice de mimosidad! Más bien, hazme abrir mi mano para recibir el clavo del Calvario, como Cristo la abrió, para que yo, soltándolo todo, pueda ser libertado,
Eunice Canalesцитирапреди 2 години
“Padre hazme débil para que pueda desligarme de lo temporal. Mi vida, mi reputación, mis posesiones; haz que mi mano las suelte, Señor.
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invierte en el trabajo del Señor todo lo que sobrepase sus inmediatas necesidades y deja el futuro en las manos de Dios. Buscando primeramente el reino de Dios y su justicia, él cree que nunca le faltará nada, ni comida, ni vestido. Él no puede poner su confianza en dinero ahorrado cuando hay almas que están pereciendo por falta del Evangelio.