Qué es una mujer? ¿Qué es un hombre? ¿Qué condiciones debe cumplir un ser humano para considerarse miembro de estas categorías? Si has estado leyendo a Judith Butler o teoría queer en general, es posible que entiendas estas preguntas de una manera distinta. Como sabemos, Butler considera las categorías mujer y hombre como «normativas» y «exclusionistas». En este contexto, mis preguntas pueden sonar malvadas. Podría parecer que lo que realmente están preguntando es: ¿qué imposible grado de perfección necesitas para encajar en las categorías de mujer u hombre?, ¿qué ideales físicos, psicológicos o sexuales se exigen para dejarte entrar en su club exclusivo?
Sin embargo, mis preguntas no necesariamente significan esto. Las preguntas sobre qué es una mujer o qué es un hombre son, al menos en parte, preguntas sobre los conceptos públicos de mujer y hombre (los escribo en mayúsculas para indicar que estoy hablando directamente de conceptos, y no de las entidades que representan o a las que se refieren). La teoría queer no tiene el monopolio de las explicaciones de los conceptos. Una pregunta sobre las «condiciones de pertenencia» a un concepto es una pregunta sobre las condiciones que ya rigen un concepto (más o menos, lo que una entidad debe tener o ser para considerarse dentro del concepto), como se revela en el uso que la gente hace de ellos. No son el resultado de una decisión arbitraria tomada por algún comité arrogante y perfeccionista en un lugar determinado; ni tampoco dependen de tu opinión, cuando tratas de responder a qué es un hombre o qué es una mujer. Cuando te plantean tales preguntas, no se te invita a estipular un determinado estándar arbitrario. No tienes tanto poder. De todos modos, como explicaré enseguida, no es así como funcionan los conceptos ni es esa su función. Más bien, lo que se te está pidiendo es que reflexiones, aunque sea parcialmente, sobre cómo los usuarios emplean las palabras mujer y hombre en una variedad de contextos reales y entiendas qué presuposiciones tienen en común esos usos. Así que la pregunta correcta sería más bien: ¿cómo le harías entender a un hablante no nativo o a un niño pequeño a qué se refieren ordinariamente los conceptos «mujer» y «hombre»? No se te está pidiendo que estipules lo que deberían ser la femineidad y la masculinidad, sino que describas lo que ya son.
Pero esto ni siquiera refleja todo el conjunto, porque cuando tratas de describir qué es algo, puedes terminar criticando el concepto público que lo acompaña y proponiendo algunos ajustes. Ten en cuenta que tratar de responder a qué se requiere para que alguien se considere mujer u hombre es un trabajo más similar al de un espía que realiza una paciente labor de reconocimiento que al del portero de un club.