Sumario de plantas oficiosas

Quizás toda flora, aun la que vive en nuestra cabeza, merece nuestro cuidado.

la obra de la escritora noruega, un conjunto de trabajadores estatales de China, ante la extinción de los insectos, ha recibido la tarea de subir a los árboles con bolsas de polen y cepillos para realizar la polinización.

Quizás toda flora, aun la que vive en nuestra cabeza, merece nuestro cuidado.

, ahora, pienso que pude haber hecho con mi madre un manuscrito tipo Voynich si hubiéramos tomado nota de los rasgos de cada hoja y cada flor para hacer composiciones en las que evadiéramos siempre lo real.

En recompensa a sus cuidados, la planta crece hasta adquirir el esplendor extraordinario que tienen las cosas amadas y aquilatadas de los pobres. La gente se asoma a la puerta para admirar el follaje y las flores moradas que dignifican el espacio en el que la mujer ha vivido hasta ese momento. Todo se trasfigura y el hálito de vida introducido por la planta llena el lugar de impensados encantos.

La idea de que quien tiene plantas nunca será pobre, que la abundancia se mide en valores vegetales, ha empezado a ser recurrente en el pensamiento, la filosofía y las teorías sobre la sostenibilidad. En mi infancia eran patrimonio exclusivo de la cultura popular y, por supuesto, de los únicos que podían derivar de ello algún tipo de consuelo.

crecí acostumbrado a un mundo que se metía por quicios de puertas y ventanas, que brotaba esplendoroso por las grietas que dejaban los humanos

En la edición póstuma de los poemas de 1890, Mabel Loomis Todd incluyó en la portada una pintura que representa la Monotropa uniflora, una planta blanca, sin clorofila, conocida como planta fantasma, Indian pipe en inglés, y que es realmente una planta parásita, recientemente reclasificada. Fantasmales, esas flores parecen recibirnos para indicarnos que los poemas que leeremos deben tanto al mundo real como al imaginado.

Thoreau escribió bajo los árboles, el diario de Colón se llevó sobre las olas, pero solo en este caso, esplendor y ocaso, nacimiento y plenitud, ocurren en el libro.

Mientras los herbarios científicos tradicionales privilegian lo analítico, el de Dickinson, además de mostrar la morfología de las plantas, busca el impacto visual, el equilibrio y la armonía.