Sátiro o el poder de las palabras

Hubo un silencio turbio, lleno de formaciones internas. Por una ventana entreabierta entraba un vientecillo cansado de dar la vuelta a la ciudad

agrada sentirte un hombre a la deriva, dejarte llevar por el río.

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Se trata de liquidar lo superfluo, como si fuéramos a arrojarnos al mar.

Recuerdo un barco maravilloso que se alejaba del puerto y de miles de brazos tendidos. Iba hacia el naufragio, y estoy cierto de que lo presentía; todos sus hierros adivinaban el fin y estaban más bellos que nunca. Iba como un gran ataúd a su sepulcro

Va por el mundo creando realidades, porque las cosas más apartadas, más grandes, más pequeñas, más escondidas se dan la mano ante sus ojos.

Siento una angustia de infinito, como si estuviera lloviendo en todos los astros del universo… Un sentimiento de infinito, una emoción de vaguedad, flotante.

oy perezoso y prefiero leer lo que otros escriben por mí, por que estoy seguro de que todo lo que me estremece y me sacude fuertemente es mío; yo también hubiera podido decirlo. Todo lo que es hermoso me pertenece. ¿

fondo de los ojos de Saguen aparecía en un rosal de fuego.

cada paso sentimos agrandarse los horizontes, alejarse las montañas, ahondarse los abismos».

Oh! El espíritu es demasiado vasto, es infinitamente elástico. ¿Quién puede señalar sus límites