En general, se considera que la universidad tiene tres “funciones” básicas: la enseñanza, la investigación y la extensión. Un análisis más cuidadoso mostraría, sin duda, que la universidad, como cualquier institución compleja, tiene múltiples y variadas funciones, que por tradición y como forma de establecer un orden suelen agruparse en esas tres. También es evidente que entre ellas algunas son centrales y específicas y otras, complementarias y compartidas con otras instituciones públicas y privadas, lo que da lugar a una natural jerarquía. Sin duda, el núcleo de la institución, su razón de ser básica, es la educación superior.