Ariel y los cuerpos

«He stretched himself. He rose. He stood upright
in complete nakedness before us, and while the
trumpets pealed Truth! Truth! Truth!, we have no
choice left but confess — he was a woman

La desazón de no haber podido decir nunca tranquila la palabra «casa».

NOTA A PIE DE ALMA

EN LA QUE ARIEL
ESCRIBE LO QUE EL CUERPO
RESPONDE

Dicen que me habite y yo tan solo me puedo evitar.

Defínete, dicen.

No he encontrado mi nombre en ningún diccionario.

Dicen: sé, sé, sé, sí, sí, sí.

Pero el cuerpo no.

El cuerpo me calla.

No es fácil tener un cuerpo, y hacer que se entienda con otro es sencillamente un propósito de titanes.

¿De qué sirve estudiar hasta dónde se estira la sombra de un árbol si no sabemos si el árbol es caducifolio o no?

Ariel siempre me ha dicho que yo tengo la ventaja de tener un cuerpo y saberlo, mientras que él no sabe encontrar el recibo para devolverlo, cambiarlo de talla o de color.

no sepan salir adelante, atrás o hacia dentro.

el escándalo que cualquier joven de diecisiete años quiere forzar entre él y sus padres. Una causa para ser un poco rebelde.

A nadie le gusta revolver en sus propias vísceras, y menos aún en un séptimo piso de cincuenta metros, orientación oeste.

Me preguntan si tuve un accidente, y yo me pregunto si nacer no es el accidente más grande que viviremos nunca