El retorno a la democracia siguió un curso que pocos imaginaban en los años ochenta, sobre todo en el campo de los que luchaban en contra de la dictadura de Pinochet. No todos los opositores compartían los mismos métodos de lucha, y tenían, por cierto, diferencias acerca del proyecto de sociedad que debía forjarse después. Sin embargo, nadie imaginaba que para aquellos grupos políticos que persistirían en la resistencia político-militar, se crearía una cárcel de alta seguridad, un centro de detenciones aberrante que seguramente habría contado con el beneplácito de los aparatos de seguridad de la dictadura. Este libro narra desde dentro la experiencia de los militantes que sobrevivieron a las políticas de “seguridad ciudadana” de la democracia. También reconstruye la subjetividad rebelde, como el autor denomina a las luchas por la dignidad de los presos, así como las inconsistencias del sistema judicial chileno. Esta es una historia que toma partido y que denuncia acuciosa y sistemáticamente la experiencia de los «presos políticos” en democracia.