El producto interno bruto (PIB), inventado en la década de 1940, es un indicador clave de la política económica; se considera un referente para la medición de la magnitud de la economía de un país y es comúnmente el anclaje de otros indicadores importantes, como el déficit fiscal y el índice de desarrollo humano (IDH). Diane Coyle se da a la tarea de recordarnos que este instrumento no debe convertirse en un fetiche; por el contrario, posee una historia que explica su consolidación, además de una estructura de supuestos y estrategias que muestran la concepción de economía de quienes lo han postulado. El PIB es, no obstante, uno de los indicadores más importantes de la actualidad, siempre y cuando se entiendan sus alcances y sus limitaciones de cara a los grandes desafíos en materia de desigualdad, bienestar y sustentabilidad.