La letra muerta

Finalmente nosotros, textoservidores, seguiremos propagando enfermedades de transmisión textual? En otras palabras… ¿cómo promover la lectura en esta época de tanta competencia mediática, de tantos dispositivos “distractores” como los Xbox, PlayStation, internet, etcétera?

En este sentido, la escuela está muy lejos de formar lectores. Da la impresión incluso de que este objetivo no le interesa. Los que han formado lectores en las escuelas son algunos profesores, de manera individual y por su propia pasión lectora.

El lector no puede permanecer inmutable, ni tampoco podemos revivir a los lectores extintos de los pasados siglos. Si se extinguieron ciertos modos de lectura es porque ya no podían sobrevivir.

Lo que ocurre con los “especialistas” en el “tema”, en el “tópico” de la lectura, es que se han especializado a tal grado que saben muchísimas cosas sobre casi nada.

Todos los que leemos, aceptamos y difundimos, por principio, que la lectura de libros enriquece nuestro espíritu y nuestra experiencia humana, pero ¿no es acaso una contradicción y aun una incongruencia el que esa riqueza de espíritu no sea ni visible ni palpable cuando despreciamos a los no lectores?

la lectura se vuelve un vicio difícil de eliminar cuando ya se ha adquirido

Somos capaces de ponerles altares aunque no los leamos.

La humanidad podría ir perfectamente sin las tres cuartas partes de la enorme producción mundial de libros

os promotores del libro somos ayudas, no taumaturgos ni obispos, mucho menos profetas o ayatolás de la lectura

La letra muerta no es un mal de la letra sino de la vida