Como sucede en la vida y en la realidad, los poemas de Caramelo culebra se desenvuelven con un tono agridulce: entre la alegría propia y el dolor en primera persona del plural, entre la luz que teje la rutina y las sombras de lo que ocurre más allá de los espacios íntimos. Sara Herrera Peralta ha escrito un libro de una madurez rotunda, que plantea un paso más allá en su poética, y abarca el trayecto justo entre la reflexión sobre la importancia de la escritura, la maternidad como bálsamo y también como desafío, el compromiso con una sociedad que desdeña el lugar que habita, y a quienes la componen.