Todo está tranquilo arriba

Me convertí en el hijo predilecto de padre. Madre seguía llorando.

Recuerdo muy bien que el día 19 tenía una clase de lingüística histórica porque, cuando llegué a casa, madre me dijo que Henk había muerto. He olvidado por completo qué clases tuve antes y después de esa fecha.

Me veo a mí mismo, desnudo, de cuerpo entero, en el gran espejo que cuelga sobre la repisa de la chimenea. De repente, me entran ganas de patinar sobre hielo, quiero sentir la pereza en los músculos de las piernas y el culo después de una excursión patinando sobre el hielo.

Con la mirada clavada en el techo, me doy cuenta de que todo sería muy distinto si tuviera a alguien, si estuviera casado y tuviera hijos. Si tienes una familia, puedes deshacerte de tu padre con la conciencia tranquila.

Wim, su marido, no quería venir; según ella, la muerte le da mucho miedo y procura mantenerla siempre lo más lejos posible.

Soy una persona que no guarda ningún recuerdo de los cuatro o cinco primeros años de su vida. Y si tuviera algún recuerdo, sospecho que no sería auténtico, que me habría sido dictado por lo que me había contado la gente. Todo empezó en la década de los años cincuenta. No sé con qué frecuencia nos pegaba padre en los años anteriores.

El pantalón azul se le ciñe al muslo en la pierna de apoyo, de tal manera que bien podría ser la pierna de un patinador.

Le hemos quitado hierro a la noticia de la muerte riéndonos y no hay que romper una cosa así empezando a hablar de nuevo.

siento joven y fuerte, pero cuando me tomo el sexo entre las manos, me siento también extrañamente inútil y vacío. Lo comparo sin querer con el de padre. El mío es más grande y ya sólo esta constatación lo hace crecer. Cuando me pregunto qué podrá significar eso, suena el timbre.

Ada ha desatado algo en mi interior.