bookmate game
Raquel Arbeteta

Te traeré a casa

Уведоми ме, когато книгата е добавена
За да прочете тази книга, качете я във формат EPUB или FB2 в Bookmate. Как се качва книга?
  • Ackerleyцитирапреди 4 дни
    Me abrazó. Cerré los ojos al sentir la calidez de Dikê. No la necesitaba, pero la quería. La quería porque era suya. Nos quedamos así un buen rato.

    Aaayy.

  • Ackerleyцитирапреди 4 дни
    —Sí, esa vez. Me dijiste que mi música estaba hecha para que me acompañaran. Y creo que yo era igual, antes. Pensaba que no estaría completa hasta no encontrar a otra persona con la que compartir la música y, en fin, todo en general. Ahora que te conozco me he dado cuenta de que no lo necesito. —Ella sonrió. Sabía lo que iba a decir—. No necesito a nadie que cante mientras toco, nadie que me aplauda o me alabe. Yo sola soy buena. No necesito buscar nada con sentido en esta mierda de ciudad.

    —Pues claro que no lo necesitas.

    Literalmente. No necesitas a nadie ni nada para brillar por tí misma y amarte a ti misma. 🤍

  • Ackerleyцитирапреди 4 дни
    Las palabras se me atascan en la garganta. Qué boba y desagradecida he sido toda mi vida. El mundo puede que no huela a rosas ni brille ni tenga sátiros arcoíris, pero está lleno de tantos demonios como pegasos, y la suerte ha querido que todos me permitan volar esta noche.

    Aww. 🥺

  • Ackerleyцитирапреди 4 дни
    —Se llama Canto de oro y sangre .

    —¡Qué raro, una lóbrega! —bromeó.

    —Esta es bonita, de verdad —le aseguré—. Te prometo que es de amor.

    —¿Acaba bien?

    —No sé. —Di el primer acorde—. Depende de ti.

    Sonrió.

    —Entonces seguro que sí.

    Que lindas.

  • Ackerleyцитирапреди 4 дни
    —Haré lo posible por seguir viva —susurró contra mi boca—. Si tú prometes lo mismo.

    —Te lo prometo, reina —musité. El movimiento de mis labios se acopló a su sonrisa—. Las dos viviremos sin hacer daño a nadie. Juntas.

    —Ojalá. —Se rio.

    —No me estás entendiendo —suspiré—. No te vayas más. No cojas ningún otro subtren. Quédate aquí. —Me aparté lo suficiente para mirarle a los ojos—. Cásate conmigo.

    La sonrisa se le congeló. Después explotó en una carcajada socarrona.

    —¿No hablarás en serio?

    —Claro que sí —me defendí. Volvió a reírse. No me creía—. Había compuesto una canción. Esperaba tocártela algún día…

    —¿Qué tal hoy?

    La besé hasta que se rio otra vez y me apartó. Era extraño estar a su altura. «Tendríamos que repetir esto más veces».

    AY

  • Ackerleyцитирапреди 4 дни
    Bajé lo que quedaba de escalera, reduciendo la distancia que nos separaba. Me detuve un escalón por encima de ella para poder estar a su altura. No me atrevía a tocarla. Sin embargo, una valentía que ignoraba que tenía nació y empujó mis manos. Acunaron su rostro blanco lleno de motas rosadas, manchado de negro y dorado. Imperfecto y vulnerable. «Mío».

    —Quédate —le dije—. Quédate y nos iremos juntas. Si sale bien, estaremos lejos de toda esta mierda. Si sale mal, prométeme que harás todo lo posible para mantenerte con vida. Diles quién soy, si así puedes sobrevivir. Niega que me conoces, si eso puede salvarte. Haré cualquier cosa por que sigas viva, no importa lo que me arriesgue. Merecerá la pena, pase lo que pase. —Dikê hipó y yo también—. Te lo juro.

    La besé. Ella gimió, encogida de miedo. Después, de alivio. Nos enredamos una en la otra mientras temblábamos por la humedad y el frío y nos rodeaba el trueno más allá del cemento y el cristal. Le dejé una hilera de besos en las mejillas, que continuaron viajando a su cuello, al hombro, a la piel de gallina de su brazo. Primero el derecho, luego, el izquierdo. Ella se zafó para besarme las manos. Dikê estaba obsesionada con ellas. Yo, con todo su cuerpo. Volví a besarla en los labios antes de que hablase de nuevo:

    Aish

  • Ackerleyцитирапреди 4 дни
    Los humanos pueden convencerse de que eso no es la muerte. Que mientras haya un cuerpo, hay vida. Pero nosotros sabemos la verdad.

    Trago saliva. Tienen razón. Sin recuerdos, ¿qué es Dikê?

    Literalmente

  • Ackerleyцитирапреди 7 дни
    ¿sabes qué es el C.A.N.?

    —Sí. Una IA.

    —No. Es un monstruo —murmura—. La humanidad me da miedo, pero me lo dan todavía más los androides.

    —¿Por qué?

    —Son mejores que nosotros. No nos necesitan. ¿Por qué nos sirven? —Vuelve a mirarme con ojos cansados—. ¿Tú lo harías?

    —Están programados para ello, en realidad. —Me encojo de hombros—. Para obedecernos.

    —También los dioses obligaron a los hombres a seguir una serie de normas bajo la amenaza de terribles castigos —responde Kharón—. Y aunque a Prometeo le devore día tras día un águila y Sísifo tenga que empujar la roca hasta la cima, seguimos desobedeciéndolos.

    Damn.

  • Ackerleyцитирапреди 7 дни
    Dikê tenía la boca entreabierta y pronto estalló en una carcajada nerviosa. Después fue ella quien me besó. Una vez más muda, sorda, ciega.

    —¡Por fin! —exclamó Dikê, mitad alegre, mitad aliviada—. ¡Aunque solo a ti se te ocurriría lanzarte después de una hora de sesión de maquillaje!

    Iba a contestar para defenderme, pero volvió a besarme. Esta vez con más cuidado, lenta, como si de verdad fuese Cleopatra y temiera deshonrar a su reina. Se separó con suavidad y, a pesar de ver un destello de vergüenza en sus ojos, por suerte dominaba el alivio. Tras unos segundos, nos abrazamos. Esta vez, más cerca, con menos fuerza, como si ya no fuéramos sólidas ni controlásemos los cuerpos líquidos en los que nos habíamos convertido. Gotas de sol en un diminuto estudio.

    Son muy lesbianas.

  • Ackerleyцитирапреди 7 дни
    Dikê tenía la boca entreabierta y pronto estalló en una carcajada nerviosa. Después fue ella quien me besó. Una vez más muda, sorda, ciega.

    —¡Por fin! —exclamó Dikê, mitad alegre, mitad aliviada—. ¡Aunque solo a ti se te ocurriría lanzarte después de una hora de sesión de maquillaje!

    Iba a contestar para defenderme, pero volvió a besarme. Esta vez con más cuidado, lenta, como si de verdad fuese Cleopatra y temiera deshonrar a su reina. Se separó con suavidad y, a pesar de ver un destello de vergüenza en sus ojos, por suerte dominaba el alivio. Tras unos segundos, nos abrazamos. Esta vez, más cerca, con menos fuerza, como si ya no fuéramos sólidas ni controlásemos los cuerpos líquidos en los que nos habíamos convertido. Gotas de sol en un diminuto estudio.
fb2epub
Плъзнете и пуснете файловете си (не повече от 5 наведнъж)