Si «nuestras vidas son los ríos que van a dar en el mar» (si el sistema de canalización y potabilización del agua de esta ajetreada vida nuestra lo permite), la literatura, la poesía, son pequeñas islas donde detenerse un momento, remansarse siquiera un poco, en ese fluir inevitable. Organizadas en los archipiélagos de siempre: el amor, la amistad, la lucha contra el olvido y el tiempo, y acompañadas de lo más valioso de este libro -los dibujos de Marta Muñoz— estas islas-poemas proponen un viaje inacabado, un alto en el camino, para tomar el aliento que tendremos que seguir compartiendo. Así sea.