Contestación a varios artículos sobre la Isla de Cuba publicados en el Diario de Barcelona. Francisco de Frías y Jacott
Fragmento de la obra
Publicados en el Diario de Barcelona en los meses de junio y en julio 1859
Por un cubano
París
Imprenta de D'Aubusson y Kugelmann
Calle de la Grange-Bateliere, 13 1859
Ha visto la luz pública en el Diario de Barcelona una serie de artículos con diversos encabezamientos, pero encaminados todos a tratar de la situación y del gobierno de la Isla de Cuba. Fueron inspirados, a lo que parece, estos trabajos por la aparición de un folleto en lengua francesa con el título de: La Cuestión de Cuba, que no ha muchos meses se publicó en esta capital.
Nosotros que ninguna parte tuvimos en la redacción de ese folleto, que no estamos conformes con algunos de los puntos de vista, ni con ciertas tendencias que en él se manifiestan, no hemos podido ver con indiferencia la manera brutal y la insigne mala fe con que de él se da cuenta en las columnas del diario barcelonés, ni menos aun sufrir en silencio los ataques con que allí se pretende vulnerar la santa causa de un pueblo esclavizado que aspira a romper sus cadenas. Venimos, pues, a rechazar en nombre de éste insultos y agresiones, y si nuestro lenguaje pareciere severo en demasía, téngase presente que la honra y dignidad de un pueblo escarnecido no tienen fueros ningunos que guardar a la personalidad de quien así le ultraja y hiere en lo más vivo de sus sentimientos.
El señor E. Reynals y Rabassa que firma esos escritos es un abogado ilustrado y liberal de Barcelona, según se nos ha escrito. También es catedrático de derecho en la Universidad y secretario del Ayuntamiento de esa ciudad. Cómo se sostengan estos títulos y aquellas calificaciones lo vamos a ver en el curso de esta contestación, que naturalmente deberá resentirse de falta de trabazón y de plan lógico, como que ni plan lógico ni trabazón se advierte en los artículos que nos proponemos combatir. Y si fuera esto solo, si no tuviéramos que señalar infinitas contradicciones en esos artículos, suposiciones y falsedades en que abundan, nuestra tarea, si bien ingrata por lo desordenada e incorrecta que tiene por fuerza que ser, fuera a lo menos corta y más concluyente.
Pero tiempo es ya de entrar en materia afirmando y probando, para no seguir el ejemplo de quien rehuye las pruebas a la vez que se complace en las afirmaciones. Veamos el primer artículo del señor Reynals que lleva por epígrafe: La Isla de Cuba.