Esta breve obra, datada en torno al año 64 a. C., atribuida a Quinto Cicerón, mantiene la misma actualidad que hace 2000 años, durante la Roma de Julio César. Los consejos que ofrece a su hermano sorprenden por su actualidad, y servirían a cualquier político para manipular, embelesar y convencer al gran público durante unas elecciones, por su profundo conocimiento del alma humana.