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Книги
Lauren Elkin

Flâneuse

  • Alina Euniceцитирапреди 5 години
    incluso si desafiaba las restricciones sociales, ella «solo sería medio libre, porque una mujer que deambula es imprudente».
  • Amelia Gonzálezцитирапреди 5 години
    Georges Perec también se había sentado en aquella plaza, en ese mismo café, durante una semana de 1974 y había puesto por escrito todo ese trasiego —taxis, autobuses, gente comiendo pastelitos, el viento que soplaba—, en un esfuerzo por mostrar a sus lectores la inesperada belleza de lo cotidiano, lo que dio en llamar «lo infraordinario»: qué pasa cuando nada pasa
  • Yatzel Roldánцитирапреди 5 години
    Siempre me ha impresionado la fotografía urbana en blanco y negro de este período, sobre todo la de las mujeres: Marianne Breslauer, que capturó esta imagen, Laure Albin-Guillot, Ilse Bing o Germaine Krull, la amiga de Walter Benjamin, a quien le gustaba merodear por los pasajes con él (y sin él), fotografiarlos, frecuentarlos. Estas mujeres llegaron a la ciudad (de otras ciudades, o tal vez nacieron en ella) para pasar inadvertidas, pero también para tener la libertad de hacer lo que quisieran y como quisieran.
  • Sara Gabrielцитиравчера
    El flâneur, en sintonía con los acordes que vibran por toda su ciudad, sabe sin saber.
  • Sara Gabrielцитиравчера
    Del verbo francés flâner, el flâneur o «el que callejea sin rumbo» nació en la primera mitad del siglo XIX en los passages cubiertos de vidrio y acero de París.
  • Sara Gabrielцитиравчера
    Hay una de George Sand, que se vestía como un muchacho para pasear por las calles, perdida en la ciudad, un «átomo» en la multitud.
  • Sara Gabrielцитиравчера
    Estas mujeres llegaron a la ciudad (de otras ciudades, o tal vez nacieron en ella) para pasar inadvertidas, pero también para tener la libertad de hacer lo que quisieran y como quisieran.
  • Mónica Díaz Garcíaцитирапреди 2 месеца
    Sand y su amiga Marie d’Agoult, que también escribía bajo el nombre masculino de Daniel Stern, creyeron que el sufragio femenino debería alcanzarse de forma progresiva en lugar de introducirse de golpe. Antes de que las mujeres pudieran beneficiarse de ese poder, sostenía Sand, había que reorganizar totalmente la sociedad.
  • Mónica Díaz Garcíaцитирапреди 2 месеца
    Sand debía de estar al corriente de todo ello, y le indignaba que las mujeres no tuvieran la misma libertad que los hombres, en privado o en público. «No hay más que un sexo —escribió a Flaubert—. Un hombre y una mujer son hasta tal punto lo mismo que es incomprensible el montón de distinciones y de razonamientos sutiles de los que se nutren las sociedades sobre este particular.»
  • Mónica Díaz Garcíaцитирапреди 2 месеца
    la misma Sand no pudo defender los derechos de las mujeres por separado. Cuando varios grupos de mujeres le pidieron que se presentara como candidata, ella rehusó. «La sociedad tiene mucho que ganar con la entrada de algunos miembros de nuestro sexo en la administración de los asuntos públicos —escribió—, pero la masa de mujeres pobres y sin estudios no ganaría nada con ello.»

    Una mujer no puede representar a todas las mujeres. Venir de una clase empobrcida implica que no solo te afecta el sexismo y la discriminación por ser mujer, también te afecta la exclusión de la clase a la que perteneces cómo punto de partida para tomar decisiones instituicioanales. Ya era una posición crítica al feminismo no interseccional.

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