A partir de una firma que figura en el Acta de Independencia mexicana, y de la curiosidad que dio origen a una larga investigación, surge este libro que pretende reconstruir a un personaje apenas conocido; de entre todos los firmantes de dicha Acta, Isidro Ignacio Icaza Iraeta fue referido por la historia simplemente como el que había sido jesuita, y aunque fue prácticamente ágrafo -lo cual ha dificultado especialmente conocer sus inquietudes y su pensamiento— fue un ciudadano que pertenecía a la intelectualidad mexicana de su época. A partir de las siguiente páginas pueden seguirse los aspectos a los que Isidro Ignacio dedicó sus esfuerzos y su vida, y en cierta medida se pueden intuir los resortes que motivaron las distintas participaciones que tuvo en su convicción por contribuir a formar una mejor sociedad. Con un acento en la vida diaria y en la cotidianidad, este libro hace posible ver a Isidro Ignacio Icaza inserto en la historia de nuestro país en un momento de transición del que fue protagonista; al recorrer su vida, el lector puede adentrarse en una época que va desde el México virreinal en el que él nace, hasta la consolidación del México nacional, y conocer así a la generación de la que fue parte, a la que correspondió consolidar nuevas perspectivas desde el pensamiento de las luces y del criterio de la búsqueda la felicidad extendida todos los hombres. En su momento, fue en los integrantes de dicha generación en quienes recayó la responsabilidad de llevar al país a la vida independiente, y como consecuencia de ello se vieron en la tarea de impulsar el nuevo gobierno de México al proclamarse su libertad.