Así, la cartografía social puede ser entendida como la posibilidad de construcción de una gramática, de un orden del discurso singular, de un lenguaje territorial, donde los que participan pueden elaborar desde lo heterogéneo visiones compartidas, pautando diferentes prioridades, jerarquías o inquietudes en las que se visibilizarían temas, problemas o cuestiones que interpelan la cotidianidad y la atribución de sentidos en esa esfera y tal vez pudiendo