ser el aristócrata, el lord que goza con el recuerdo de sus blasones, con el orgullo de su origen, y el demócrata, el tribuno que protesta contra todas las tiranías y reclama todas las libertades; ser cenobita y epicúreo, casto y voluptuoso, escéptico y creyente, criminal y apóstol, enemigo de la humanidad y humanitario, ángel y demonio, como si fuera su espíritu el continente inmenso de todas las ideas y de todas las cosas; su ser, el resumen de toda la vida, su personalidad, el protagonista del gran escenario del Universo, de la gran tragedia de la Historia