Una confusión en un desafío de lectura anual me hizo abrir este libro, no me arrepiento del todo, por que ha sido una lectura fresca y poco agobiante, pero eso no la hizo suficiente para encantarme con ella, pero vamos por partes:
Karma (antes Laura) es una mujer que roza los treinta, al momento de la novela, trabaja como teleoperadora en el corte inglés; comparte su piso con su compañero Roberto, ambos, juntos, con una dupla galáctica y funcionan mejor que cualquier matrimonio convencional, eso, a estas alturas de la vida, es ya todo un hito.
Su vida da un vuelco de ciento ochenta grados cuando conoce a Leo, su «match» de Tinder, él rompe todos sus miedos, la convierte en una diosa que consistentemente convive con los monstruos de su pasado, es aquí donde el libro sostiene su argumento, la carga de pesar más de lo que la sociedad acepta como normativo, la necesidad de volver a terapia y la creencia de tener una autoestima que en realidad no es tan férrea.
Si creo que el libro tiene algo que decir, pero para que un diálogo funcione, tiene que haber un canal que reciba, recicle la información y la convierta en algo mejor o diferente, pero no, yo no fui ese canal.