Nadine Lifschitz

imagen de Pity agarrando el culo de Gisell. Un culo mucho más lindo, más seguro y más rolinga que el mío

fruta que podía comer con cuchillo y tenedor, como un príncipe, o que podía comer de a pedazos, cortándola con los dientes

A Yazmín le habían sacado la vesícula a la misma edad que a Luciana le estaban por sacar la tiroides.

temor total que la invadía, cómo la afectaba, que no podía dormir, que necesitaba varios tipos de terapias, llenarse de predicciones para sentirse segura del destino. Todo, sin excepción, estaba relacionado con ella. Para el padre, en

A Gloria se le notaba lo argentina, lo porteña y lo profundamente agotada.

Su vida era distinta a la mía. Se limitaba al colegio del barrio y al almacén. Y a China, claro, ese lugar que ella extrañaba tanto y al que añoraba volver. China, pensaba yo, era casi otro planeta donde la gente tenía la cara distinta, el idioma era distinto y el olor era distinto. Vivi olía a almacén. Más de una vez traté de explicárselo, como a una mezcla entre galletita dulce, alga y humedad. Pasó el segundo grado y Vivi aprendió a hablar, así que mi amistad con ella se hizo aún más divertida y yo dejé de ser la vocera oficial para pasar a ser su mejor amiga. El verano se nos fue entre su casa detrás del almacén y la Pelopincho de mi patio. Una vez más me fui a Necochea con mi familia y cuando volví le conté de la playa, que ella no conocía. Me contó que en China vivía muy lejos del mar y que, en realidad, no era nada común irse de vacaciones. Yo trataba de imaginarme su vida allá, su familia y su casa que, por supuesto, no era parte de un almacén.