Charlotte Brontë

el libro en las rodillas me sentía feliz a mi modo.

Intentaba enjugar mis lágrimas, pero inmediatamente otras inundaban mis mejillas.

Se supone generalmente que las mujeres son más tranquilas, pero la realidad es que las mujeres sienten igual que los hombres, que necesitan ejercitar sus facultades y desarrollar sus esfuerzos como sus hermanos masculinos, aunque ellos piensen que deben vivir reducidas a preparar budines, tocar el piano, bordar y hacer punto, y critiquen o se burlen de las que aspiran a realizar o aprender más de lo acostumbrado en su sexo.

El libro me dio en la cabeza, la c

e toda posibilidad de salir se disipó

Los tres, Eliza

como hay muchos, enc

-Muy bien-dijo. Y, levantándose, se alejó a alguna distancia y se tendió sobre la hierba.

-Y yo haría que te preocupara, Jane, si fuese el que era. ¡Pero ahora, que sólo soy un desdichado ciego!

Hasta en una vida tan triste como la mía no faltaba alguna vez un rayo de sol.