María Sonia Cristoff

No hay escolarización que valga la pena sin leer a Quiroga. El campeón absoluto de ganar niños

Pienso que mi relación con la literatura nunca habría sido la misma si mi madre no hubiera leído tanto tiempo conmigo en voz alta.

todavía sobrevive algo de esa cultura oral alrededor de los libros: los grupos de lectura entre amigas, los clubs de lectura en librerías, en parques o en línea. Los afectos, los vínculos y las comunidades que se tejen alrededor de los libros entusiasman, involucran y dan más ganas de seguir leyendo

para mí todos los libros inclasificables son ensayo y para él todos los libros inclasificables son poesía

Una de las mayores sorpresas de la infancia es descubrir que nadie puede saber lo que estás pensando…

Me abastecieron de ilusiones los años en que no pude nombrar mi tristeza en voz alta.

Leer me provocaba otra cosa, leer me provocaba escribir.

La adultez se veía tan lejana, no encontraba más consuelo que leer, una forma dulce de la evasión, yo vivía en duelo, nada se me había muerto, todo a mi alrededor se estaba muriendo.

Un lugar para el amor propio, esta es la posesión, leer y escribir, prácticas espirituales surgidas del silencio caudaloso, del silencio después del ruido.

Philip Roth decía: “Uno subraya todo lo que dice yo”. A veces he subrayado una página completa. ¿Y qué?