Lydiette Carrión

Dice Gelman que lo contrario al olvido no es la memoria, sino la verdad. Esa verdad simple, no retórica: ¿Por qué desaparecieron, quién se las llevó, dónde se encuentran, quién las asesinó ¿Será por eso que este país no guarda memoria?

Porque en el imaginario mexicano una mujercita debe estar encerrada en casa y no debe explorar su cuerpo ni su sexualidad; debe ser casta y pura. Y los extorsionadores, los violadores, los asesinos, los agentes del Ministerio Público, los amigos y la prensa saben que para la opinión pública, si una joven está embarazada y no tiene pareja, ha hecho algo muy malo y se merece lo que venga después.

Y entonces la vida privada de Mariana se convirtió en la primera línea de investigación, como ocurre siempre con las jóvenes desaparecidas:

—Señora, ¿sabe que su hija tiene relaciones sexuales con su novio?

—Señora, es que parece ser que su hija ha llegado a fumar mariguana.

—Si su hija fuera tan buena, la tendríamos que buscar en las iglesias —llegaron a decir.