ENCUENTROS AMISTOSOS
1
¿Para quién la amistad?, es decir, ¿para quién
estamos siendo amigos ahora que no nos mira
nadie? ¿Qué máquina engrasamos y qué ruedas
dentadas están girando durante esta
charla?
(Portugal: claro que viene a cuento
mencionarlo, comparte su frontera con nosotros
aunque pocos le presten
atención).
La amistad la ejercemos al darles sorbos lentos
a las bebidas que pedimos sin sed,
y, mientras tanto, algo me suena en los bolsillos
de mis pantalones: serán llaves, monedas.
Qué llaves, qué monedas, si la ropa que llevo
es de una sola pieza. Lo que suena es quizás Portugal,
lo que tan a menudo permanece en silencio,
¿o es el amigo tímido que apenas participa
y hoy quiere decir algo?
No estoy hablando de los ingredientes
sino del guiso en sí. Cada amigo
es un nuevo ingrediente, aunque nunca sea fácil terminarnos
el plato a rebosar de puré de lentejas.
Y así, sin avisar, nos llega el día
de cambiar la bañera por ducha, de borrar
aquello que empleábamos a diario con naturalidad.
Es limpio, es eficaz, la edad
lo está pidiendo. Yo sí le veo el sentido.