Pero más relevante es que estos recursos parecerían concretar un ideal de gestión que favorece la justicia. En efecto, los discursos que celebran la introducción de tecnología en las oficinas estatales suponen que cuanta menos intervención humana esté involucrada en la gestión social, en los territorios o en los mostradores, tanto más transparente, justa y eficiente será una política. La noción de gobierno electrónico, como apuesta política, parecería fundarse en este ideal administrativo (Henman, 2010).