Los cabeza de serpiente me han advertido:
te arrepentirás de migrar,
perderás tu belleza,
tu capital sexual.
Serás mala madre.
Mala esposa.
Mala persona.
No podrás decir a tus hijos
«te quiero»
en ningún idioma
que sientas natural,
los mirarás a los ojos
sin saber quiénes son:
qué odian, qué quieren, qué sueñan,
qué escriben cuando piensan
que nacieron de una mala decisión
que tomaste estafada
por las mentiras de la globalización.